Como orgulloso graduado de una escuela primaria católica, recuerdo vívidamente ir a clase disfrazado de santo la semana anterior a Halloween. También recuerdo sentirme emocionado, pero también un poco molesto. Cualquier día que no llevara mi uniforme era una victoria, pero todos mis amigos de la escuela pública podían llevar sus verdaderos disfraces de Halloween. Y aunque sabía que San Francisco era genial, no estoy seguro de que hubiera elegido vestirme como él en lugar de Woody de Toy Story, si me hubieran dado a elegir.
Al recordar aquellos momentos y ver las fotos de mis primos pequeños, sobrinos y sobrinas disfrazados de santos este año, me sorprende lo mucho más inspirador que puede ser el Halloween cristiano frente al «festival anual del miedo», como lo describe el padre Steve Grunow en Word of Fire.
Sin Jesús, salimos esta noche con sonrisas y cestas vacías para despertarnos mañana con el ceño fruncido, señalando dolores de barriga y caries en ciernes. Nos esforzamos por suspender la incredulidad mientras nos ponemos nuestros disfraces de Stranger Things, nuestros carteles de Netflix Chill o nuestro maquillaje de Joker, pero nos despertamos dándonos cuenta de que era una farsa vacía, sólo viva hasta que nos quitamos los disfraces sudados. ¿Lo próximo? 3 semanas para Acción de Gracias, o para los más agresivos, hora para la música navideña.
Pero sabemos como cristianos que ésa no es la plenitud de la realidad que abrazamos. Nuestro gran acontecimiento no es esta noche, sino mañana. Al fin y al cabo, Halloween es la «Víspera de Todos los Santos». ¿La víspera de qué? Del Día de Todos los Santos, ese furtivo día santo de precepto en el que celebramos a todos los que han respondido a la llamada de Dios a conocerle, amarle y servirle en esta vida para poder estar con Él en la otra.
¿Qué tiene eso de inspirador? Bueno, por muchas veces que me pusiera mi disfraz de Woody, sabía que nunca llegaría a ser él. Sin embargo, nuestra fe cristiana nos llama a creer que, si adoptamos la vida de los santos, podremos recibir la gracia de unirnos a ellos en la alegría eterna del cielo. Al fin y al cabo, ¿no se trata de eso, de que todos estamos llamados a esforzarnos por llegar a ser santos?
Por supuesto, no hay nada malo en divertirse en Halloween, pero mientras te preparas, aquí tienes 4 formas rápidas de dejar que Dios santifique tu noche.
- Sal con una cesta llena – Este año el dulce o truco tendrá un aspecto diferente, pero algo que todos podemos hacer es ver Halloween como una oportunidad para construir comunidad y devolver. Además de salir con una cesta vacía para recoger los caramelos, considera también la posibilidad de llevar una cesta llena de comida a un albergue local para personas sin hogar o de dar recursos a quienes veas viviendo en la calle. (¡Siempre que puedas hacerlo de un modo socialmente distante y seguro!)
- Acuérdate de los que no tienen vecindario – Considera la posibilidad de hacer una parada en tu ruta de dulce o truco en una residencia de ancianos local para dejar tarjetas hechas a mano, o llama a familiares confinados en casa. Además de que les alegrarás el día, recuerda que Jesús nos dice que son los pequeños los que llevan el rostro de Dios. Ayuda hoy a los que están confinados para que puedan verlo.
- Reza por los que ya no están para ir a pedir caramelos – Sin duda, hay muchas personas que conocemos y queremos que ya no están con nosotros. Antes de salir, tómate tu tiempo para compartir historias y rezar en acción de gracias por su impacto en tu vida. Puedes rezar en Hallow con la «Letanía por los muertos» de la lista de oraciones Letanías, u ofrecer una oración de la lista de oraciones Gratitud.
- Y por último, ¡aprende más y reza con los santos! Reta a cada miembro de tu familia a aprender sobre un nuevo santo y a compartirlo con los demás: puedes consultar el Reto de los Santos de Hallow para inspirarte. Una actividad divertida podría ser hacer tu propia Letanía de los Santos: que cada miembro de tu familia elija su santo favorito, lo escriba y recen juntos «San (rellena el nombre), ruega por nosotros».
Que Dios te bendiga y feliz Halloween,
Alessandro