El Viernes Santo es el día en que la humanidad descubrió el inmenso valor que tiene antes los ojos de Dios. Si dejamos de meditar la Pasión de Jesús jamás captaremos la inmensidad del amor divino, así como el valor que algo tan pequeño como yo tiene ante Dios. La razón más alta de la dignifidad humana está en el abrazo redentor del crucificado.