La Cuaresma de San Miguel es una práctica espiritual rica en historia y significado, que se remonta al siglo XIII. San Francisco de Asís, uno de los santos más queridos de la Iglesia Católica, recibió los estigmas en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre) y dio inicio a esta devoción en honor de Nuestra Señora y San Miguel Arcángel.
Origen y significado
La tradición está descrita en «Las Florecillas de San Francisco» de San Buenaventura. Semejante a la Cuaresma que precede a la Páscua, la Cuaresma de San Miguel es un período de 40 días de oración y penitencia que comienza en la Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María (15 de agosto) y termina en la fiesta de los Santos Arcángeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael (29 de septiembre). Este tiempo de devoción es una oportunidad para que los fieles renueven su fe y se unan a Dios.
La devoción de San Francisco de Asís
San Francisco tenía una gran devoción por San Miguel Arcángel. Vivió este período de 40 días con profunda reverencia y espíritu de penitencia. Según San Buenaventura:
«Dos años antes de su muerte, habiendo iniciado un retiro de Cuaresma en honor de San Miguel en un monte muy alto llamado Alvernia, [Francisco] sintió con más abundancia que nunca la suavidad de la contemplación celestial, el ardor de los deseos sobrenaturales y la profusión de las gracias divinas.»
La Cuaresma de San Miguel se mantuvo viva por los franciscanos a lo largo de los siglos, llegando hasta nosotros y popularizándose también entre los laicos. Aunque no forma parte del calendario litúrgico oficial de la Iglesia, esta devoción es una rica oportunidad de unirse en oración y penitencia, como hizo San Francisco, para acercarse aún más a Nuestro Señor.
Ejercicios espirituales
Durante la Cuaresma de San Miguel, se anima a los fieles a participar en prácticas espirituales que incluyen:
- Oración Diaria: Rezar la Letanía de San Miguel u otras oraciones dedicadas a él.
- Penitencia: Escoger algún tipo de ayuno o sacrificio para ofrecer a Dios, como despertarse de madrugada o abstenerse de algún alimento específico.
- Caridad: Amar principalmente a los que más lo necesitan de forma concreta, como a través de las obras de misericordia corporal.
- Confesión y Misa: Celebra regularmente el Sacramento de la Reconciliación y la Santa Misa para estar abierto a las gracias de Dios.
¡San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla!