Octubre es el Mes de la Salud Mental, una iniciativa establecida hace más de seis décadas y que ahora es más importante que nunca.
Los educadores están en primera línea cuando tratan de reforzar el bienestar mental y espiritual de sus alumnos.
Dios nos llama a compartir nuestros dones y talentos con el mundo, y como educadores, eso significa liderar, guiar y servir como ejemplos de virtud para nuestros alumnos.
Estamos mejor equipados para hacerlo cuando empezamos desde una posición de fuerte salud espiritual y mental.
En Hallow, creemos que una estrecha relación con Dios a través de la oración diaria allana el camino para ello.
Encontrar la paz a través de la oración como educadores
Varios estudios de investigación han demostrado que la práctica rutinaria de la oración puede tener efectos mensurables en la resiliencia, la felicidad y el rendimiento de una persona.
La oración alimenta nuestra alma; un alma alimentada está más preparada para sortear los obstáculos de la vida y las luchas mentales.
En Hallow, creemos que es un elemento fundamental para el bienestar espiritual y mental, ya que nos conecta con Dios.
Lectio Divina: Extraer consuelo y solaz de las Escrituras
La oración no debe ser un monólogo, sino un diálogo entre Dios y nosotros, y la Lectio Divina es una hermosa manera de practicar la conversación diaria con el Señor.
La Lectio Divina (que en latín significa «lectura divina») es una antigua forma de oración en la que leemos o escuchamos lentamente un pasaje de las Escrituras. Luego, dedicamos un tiempo a meditar sobre él, observando lo que nos llama la atención de la lectura, reconociendo los pensamientos o sentimientos que suscita y respondiendo a Dios compartiéndolos.
San Cipriano nos dice: «Cuando rezas, hablas con Dios; cuando lees, Dios te habla».
La lectio es una forma maravillosa de practicar la escucha activa de la voz de Dios, anclando nuestra oración en Su Palabra, extrayendo de ella sabiduría y consuelo, al tiempo que nos deja espacio para compartir y confiarle nuestras luchas.
El Examen Diario: El don de la reflexión intencionada
Los educadores se dedican desinteresadamente a enseñar y guiar a los demás, lo cual es sumamente gratificante. Pero, como ocurre con cualquier vocación, nuestra vida diaria está llena de altibajos.
La oración reflexiva es un don poderoso que puede ayudarnos a navegar por estos altibajos, permitiéndonos ver los momentos de alegría, los retos y los reveses dentro del contexto más amplio de nuestras vidas, revelando la presencia de Dios con nosotros.
Ver cómo actúa Dios en nuestras vidas puede proporcionarnos una profunda claridad y fomentar una paz de espíritu que puede sostenernos en los momentos más difíciles.
El Examen es una forma hermosa y práctica de oración reflexiva que podemos practicar a diario.
Compartido originalmente por San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales, el Examen nos invita a revisar nuestro día, identificando momentos en los que experimentamos a Dios, fuimos desafiados o luchamos.
Entonces nos anticipamos al mañana y a dónde nos lleve el Espíritu.
San Ignacio creía que el Examen era un don de Dios que debía compartirse lo más ampliamente posible. Creía tan firmemente en su impacto que, cuando fundó los jesuitas, hizo que rezar el Examen Diario fuera un requisito para toda la orden.
Puede que haya dado en el clavo…
Además de ayudarnos a ser más conscientes de la presencia de Dios, un hábito diario de reflexión puede ser una poderosa herramienta para fortalecer nuestra salud mental.
Varios estudios han relacionado la práctica de la gratitud, parte fundamental del Examen, con la mejora de la salud mental.
Practicar el Examen a diario nos ayuda a identificar tanto lo positivo como lo negativo. Luego nos guía para buscar la misericordia y la gracia infinitas de Dios, liberándonos de la culpa, la vergüenza o la tristeza, al tiempo que nos invita a esperar lo que Él tiene reservado para nosotros.
Practicar el Examen Diario:
- Invita: Empieza invitando a Dios a repasar tu día contigo.
- Da gracias: Reflexiona sobre los regalos del día y expresa tu gratitud por las bendiciones de Dios, incluso las que están «disfrazadas».
- Repasa: Repasa los acontecimientos del día y cómo hemos respondido a lo que el Señor nos ha puesto delante.
- Responde: Comparte tus pensamientos y sentimientos con Dios y escucha Su guía.
- Mira hacia delante: Dedica un momento a anticipar los retos y las alegrías del mañana y pide a Dios que nos prepare para ellos.
Sea lo que sea lo que estemos viviendo, el Examen diario puede ayudarnos a ver más claramente la presencia de Dios en nuestra vida.
Inculcar prácticas de salud mental a nuestros alumnos
Los jóvenes de hoy sufren niveles abrumadores de ansiedad, por lo que ahora es más importante que nunca que desarrollen hábitos saludables que fomenten el bienestar mental mediante la fortaleza espiritual a medida que crecen.
Mirando a los Santos en busca de Inspiración e Intercesión
Rezar con los santos, y pedir a los santos que recen por nosotros, nos recuerda que no estamos solos en nuestras luchas.
Esto es especialmente importante para los jóvenes, y los santos pueden proporcionar una hermosa inspiración a la que recurrir en los momentos difíciles.
Sea lo que sea por lo que estén pasando tus alumnos, es muy probable que haya un santo que haya experimentado algo parecido.
Puedes acudir a un santo con una experiencia similar (o a cualquier santo) para pedirle sus oraciones y buscar en él inspiración y guía para acercarte más a Dios, incluso en medio de las luchas cotidianas.
Puedes presentarles a algunos santos:
- Santa Dymphna La santa patrona de las enfermedades mentales que fue martirizada en trágicas circunstancias
- San Óscar Romero: Diagnosticado tardíamente de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC),
- San Francisco de Sales: Luchó contra una profunda depresión y desesperanza antes de entregar su vida a Dios y descubrir su llamada al sacerdocio.
Practicar la meditación cristiana
Mientras que la meditación secular tiene sus raíces en la «atención plena» -volviéndonos hacia nuestro interior para buscar el silencio solitario-, la meditación cristiana nos permite entrar en silencio con Dios, llenando nuestro corazón con Su presencia.
Podemos hacerlo utilizando distintas formas de oración, como la Lectio Divina o el Examen, que permiten a los alumnos practicar la escucha de la voz de Dios.
Aunque «soltemos» cosas mientras practicamos la meditación cristiana, el objetivo principal de este método de oración es siempre acercarnos más a Dios. Al ofrecer nuestras penas o preocupaciones a Dios, le pedimos que tome el control, lo que puede ser increíblemente aliviador para un joven que puede estar luchando contra el agobio, la ansiedad o el estrés.
Llegar a ser mentalmente resistente mediante la rendición
No importa nuestra edad o etapa de la vida, estamos llamados a rendirnos a Cristo. Permítele que se haga cargo de nuestras preocupaciones, luchas, retos y cargas. Como educadores, a menudo hay situaciones en las que nos sentimos impotentes, frustrados o atascados.
Es en esos momentos cuando podemos dirigirnos a Dios y entregarle nuestros miedos y preocupaciones mediante oraciones como éstas:
Letanía de la confianza
Escrita por hna. Faustina María Pía, de las Hermanas de la Vida, las Letanías de la Confianza nos llevan a rezar para confiar menos en nosotros mismos y confiar más en Jesús y en Su amor desbordante por nosotros.
En primer lugar, la letanía ayuda a poner en palabras los miedos, preocupaciones y negativas con los que luchamos y que nos impiden poner toda nuestra confianza en Jesús. Luego, en la segunda parte de la letanía, declaramos nuestra confianza en Jesús, confiando en que el Espíritu Santo nos dé la gracia para hacerlo.
Novena del abandono
En la Novena del Abandono, nos apartamos de nosotros mismos y nos acercamos a Jesús, que nos envuelve en Sus brazos y se ocupa de todo en Su amor eterno por nosotros.
La Novena del Abandono procede del Padre Dolindo Ruotolo, Siervo de Dios y candidato a la beatificación (convertirse en santo). Jesús reveló al Padre Dolindo las palabras que componen esta novena. El Padre Dolindo, que se hacía llamar «el viejecito de María», sufrió durante gran parte de su vida, llegando a vivir paralizado los últimos diez años antes de su muerte.
También fue, en un tiempo, director espiritual y amigo del Padre Pío, quien, del mismo modo, encontró el amor de Cristo en su sufrimiento.
Ambos Padres Dolindo y el Padre Pío nos dejaron muchas palabras y oraciones que nos guían hacia la entrega a Cristo. También nos inspiran a salir siempre al encuentro de los demás con misericordia y amor, representativos de su entrega a Cristo y de Su amor por nosotros.
Al rezar esta novena del abandono, meditamos sobre las mismas palabras que Jesús dio al Padre Dolindo a lo largo de nueve días, en el que oímos a Jesús decirnos que le demos todo y que pongamos en Él toda nuestra confianza.
Recurre a la Novena del Abandono siempre que te cueste ocuparte de algo por ti mismo, siempre que te cueste entregar a Dios una preocupación, una duda o un sufrimiento.
Reza esta novena para entregárselo todo a Jesús y decirle: «Jesús, ocúpate tú de todo».
Coronilla de la Divina Misericordia
El Papa San Juan Pablo II dijo una vez: «¿Dónde, si no en la Divina Misericordia, puede el mundo encontrar refugio y la luz de la esperanza?»
La Coronilla de la Divina Misericordia fue entregada originalmente a Santa Faustina en 1935. Sirve como recordatorio de que, sean cuales sean los retos a los que nos enfrentemos, la misericordia del Señor es ilimitada, y Él nos invita a tener valor y consuelo en ella.
Estamos llamados a reconocer nuestra debilidad y a ofrecer nuestras angustias y preocupaciones con abundante confianza en Dios, repitiendo con fervor: «Jesús, en Ti confío».
¿Buscas más recursos para elevar tu bienestar espiritual y mental y el de tus alumnos? ¡Estamos aquí para ayudarte! Hallow puede integrarse perfectamente en tu plan de estudios, ayudando a los alumnos a crecer en la fe y a construir una práctica de oración diaria. Obtén más información sobre las asociaciones de Hallow para Escuelas aquí.